La araucana |
Ensayo
Referencias de las descripciones de los entornos naturales y sobre los hábitos, las costumbres y los modos de vida cotidianos del pueblo mapuche se encuentran en el poema épico de Alonso de Ercilla y Zuñiga, LA ARAUCANA, relato prolijo y enaltecedor del comportamiento y resistencia de una raza al extranjero dominador. Admirado de los araucanos, no vacila en concebir un poema épico que exalta por igual a conquistados y conquistadores y que publica retornado a España, La batalla, empero dura tres siglos y cuesta a la Corona de España más muertes y dineros que toda la empresa americana. El Canto primero del legendario poema las preliminares reseñas de la provincia y anota sus más llamativas conductas y formas de vida. Sobre sus materiales de guerra escribe en la estrofa 19ª:
" Las armas de ellos ejercitadas / son picas, alabarda y lanzones, / con otras puntas largas enhastadas, / de la facción y forma de punzones; / hachas, martillos, mazas barreadas, dardos, sargentas, flechas y bastones, / lazos de fuertes mimbres y bejucos, / tiros arrojadizos y trabucos."
La poetización de la Araucana
La Araucana comienza con una descripción de la naturaleza tipo Garcilaso en sus Eglogas , una especie de paisaje ideal como el locus amoenus de la poesía pastoril que es más retórico y sirve de fondo a las escenas marciales.
El archipiélago de Chiloe aparece relatado como un jardín bíblico ( Perelmuter 141) con referencias al árbol frutal y la inocencia de los habitantes, donde la "codicia no había penetrado". El mito de la edad de oro se hace realidad con la naturaleza pródiga y las criaturas llenas de armonía. No es la primera vez que pasa, ya lo habían hecho Colón y Américo Vespucio.
Hácese este concilio
en un gracioso
asiento de mil florestas escogido
donde se muestra el campo más hermoso
de infinidad de flores guarnecido:
allí de un viento fresco y amoroso
los árboles se mueven con ruido,
cruzando muchas veces por el prado
un claro arroyo limpio y sosegado,
do una fresca y altísima alameda
por orden y artificio tienen puesta
en torno de la plaza y ancha rueda,
capaz de cualquier junta y grande fiesta,
que convida a descanso, y al sol veda
la entrada y paso en la enojosa siesta:
allí se oye la dulce melodía
del canto de las aves y armonía. (I)
Moore contrasta este paisaje ideal con el tópico del paisaje desértico en el canto XXXV que "se disfraza como un paraíso falso" (100) y el cual sirve de medio para fortalecer el alma como en los retiros que hacían los antiguos profetas. Ercilla lo presenta como la síntesis de todas las adversidades que tuvo que pasar de las que espera ser compensado por el monarca. Ercilla sigue más las reglas del poeta que las del historiador alterando los hechos con ese fin pragmático. Ese tinte de desesperación y pesadumbre contrasta con el canto I, ya que los elementos del desierto son las malezas, los pantanos, la niebla, el vapor, la tormenta, las zarzas y las breñas.
Schwartz (616) considera que el poema fue concebido en forma literaria siguiendo el formato canonizado por la época basado en los modelos clásicos con el fin de darle una dimensión heróica. Se nota desde el canto primero en forma encubierta la deuda de Ercilla con esa tradición que critica al empezar el poema.
No las damas, amor,
no gentilezas
de caballeros canto enamorados;
ni las muestras, regalos y ternezas
de amorosos efectos y cuidados;
mas el valor, los hechos, las proezas
de aquellos españoles esforzados,
que a la cerviz de Arauco no domada
pusieron duro yugo por la espada.
Perelmuter-Pérez, dice que entre acontecimiento y escritura hay un lapso que permite ciertas inexactitudes. La atmósfera sólo interesa en cuanto escenario para la guerra, pues Ercilla sigue al pie de la letra el concepto aristotélico de que el asunto es lo más importante de la obra poética. En lugar de darnos un mapa de Chile, nos da un mapa de sus lecturas de autores clásicos y modernos sobresaliendo las pastoriles, aunque estas descripciones escasas fueran más un oasis a la aridez circundante. El episodio de Guacolda y Lautaro en el canto XIII muestra huellas de Garcilaso ya que la indígena amante "se expresa en términos convencionales de la poesía amorosa" (Schwartz 618). Tal como lo confiesa el mismo Ercilla en el canto XV, la presencia de los textos de Dante, Ariosto, Petrarca y Garcilaso fueron motivo de inspiración para su poema.
Para Delogu , La Araucana podría rebelarse objetivamente como una propuesta anticipadora de una patria tolerante fusionada en el mestizaje que exigía el territorio conquistado. Ercilla habla a través del texto, haciéndose presente en el poema como conciencia crítica. Ercilla con su poema se coloca entre los pioneros, como Las Casas , en criticar el poder, la sujeción, la violencia y la expropiación de los conquistadores quienes destruyen ese paraíso, plantando la codicia como estandarte. La edad de oro es suplantada por la edad de hierro. Su sensibilidad lo lleva a tomar una posición que asume como poeta ante el hombre americano y específicamente ante ese
"fiero pueblo
no domado
que tuvo a Chile en tal estrecho puesta,
y aquel que por valor y pura guerra
hace en torno temblar toda la tierra".
La aventura de Chiloé proporciona la pintura de un Chile idealizado. El descubrimiento de la región del sur de Araucania, aún sin explotar y no contaminada por los españoles, es el topos , "el lugar donde situar una nueva humanidad" (Delogu 84) y concretar la utopía anhelada por el europeo. La poetización de La Araucana se encuentra precisamente en el hecho de que en Ercilla pudo más el poeta que el cronista en el momento de poner por escrito sus memorias. El lapso de tiempo entre los hechos ocurridos y la escritura acrisoló y despertó la sensibilidad del poeta para darnos un poema épico donde vencedores y vencidos son héroes por igual.
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